27.10.10

COMO HABLAR CON LOS ADOLESCENTES! ( 1 DE 6)

Claves para hablar con nuestros hijos adolescentes (I de VI)
En la relación entre padres e hijos, la clave está en el diálogo. Hablar de un problema es tenerlo ya medio solucionado. Pretender educar sin propiciar el diálogo es como intentar construir una casa sin una segura cimentación.
Pero...¡cuánto cuesta hablar con los hijos adolescentes! ¡Cuántas conversaciones acaban en monólogos! ¡Cuántas parecen "diálogos de sordos"! ¡Cuántas finalizan en una nueva pelea!. "Mi hijo no me escucha", "no se puede hablar con ella", "siempre acabamos a gritos", "parece que hablemos idiomas diferentes". suelen ser las quejas justificadas de muchos padres.
Como el padre de Jorge, un chico de 15 años, que nos contaba lo que le ocurría con su hijo en estos términos:
Entra en casa como un fantasma. Se encierra en su habitación y no dice ni "buenas tardes". Tira la mochila, se tumba en la cama y sigue con los cascos a todo volumen. A veces ignoro su actitud, pero otras ya no puedo más y entro para decirle que por lo menos salude cuando llega. Entonces me echa en cara que haya entrado sin llamar. Yo le digo que he llamado a la puerta pero que no me contestaba. Él se enfada: "¿Cómo te voy a oír si estoy escuchando música?". "Pues no estés todo el día con los walkman", le digo. Su respuesta es automática: "Siempre estás con lo mismo". Eso me pone al cien y le digo de todo: Que es un desastre, que no va a llegar a nada en la vida, que tiene que preocuparse por los demás, que se ponga a estudiar y que ya estoy harto de esa música infernal... Pero no sé si me hace caso porque sigue con los cascos, tumbado en la cama e ignorando mi presencia. Al final acabamos enfadados.
Pero los hijos tampoco suelen encontrar en sus padres unos buenos aliados para el diálogo. Jorge se quejaba de esta manera:
Con mi padre no se puede hablar. No hace más que meterse conmigo: Que si no estudio, que si estoy todo el día escuchando música... No respeta mi intimidad. Sólo me habla para echarme alguna bronca. Pasa de lo que yo le diga. No escucha. No me entiende.
Por Pilar Guembe y Carlos Goñi, autores del libro No se lo digas a mis padres