26.7.11

Salud y dependencia: Alzheimer


Vigilar los síntomas permite un diagnóstico precoz del Alzheimer.

La temible enfermedad de Alzheimer, que afecta en España a unas 800 000 personas, conduce al deterioro progresivo e irremediable de las facultades intelectuales. Se puede tratar cuando su grado es bajo o moderado, pero no en los estadios más avanzados. Por eso es imprescindible descubrir cuanto antes los síntomas precursores de esta enfermedad, que afectará progresivamente a un mayor número de personas debido al envejecimiento de la población española.


¿Cuáles son las señales de alerta?


- Problemas de memoria. Son el síntoma más precoz y más frecuente de la enfermedad de Alzheimer en las personas mayores. En el primer estadio de la enfermedad, afectan sobre todo a los hechos recientes. No se trata tanto de olvidos, como de fallos en la codificación: las informaciones no son registradas. Sin embargo, tampoco hay que ser excesivamente alarmistas: a partir de los 50 años, una de cada dos personas se queja de su falta de memoria.


No hay que inquietarse si una persona no recuerda un nombre o una fecha que luego le viene a la cabeza en el momento menos pensado. Estos problemas de memoria son enojosos, pero benignos la mayoría de las veces.

Por el contrario, lo preocupante son los problemas que afectan a la vida cotidiana: olvido de una cita, no acordarse de lo que uno iba a comprar, etc.

- Problemas espacio-temporales. Los problemas de memoria suelen ir acompañados de dificultades para situarse en el tiempo. A todos nos ha pasado alguna vez no saber si estamos a martes o a miércoles, si es el cinco o el seis de junio... Eso no es inquietante, especialmente si las actividades no varían mucho de un día a otro. Lo preocupante es olvidar el mes o el año en que uno vive.


Las dificultades para orientarse en el espacio son otra manifestación muy frecuente del mal de Alzheimer. Adquieren proporciones espectaculares en los estadios avanzados de la enfermedad, pero pueden aparecer discretamente en un estadio precoz: por ejemplo, la persona afectada tiende a perderse en su propio barrio, de tal forma que va reduciendo el perímetro de sus desplazamientos. Otra manifestación del mismo problema consiste en que la persona afectada va dejando objetos en lugares inapropiados.




- Bruscos cambios de humor sin razón aparente. El paso repentino de la serenidad al abatimiento, de la alegría a la tristeza, de la calma a la cólera, y viceversa, es un síntoma serio; del mismo modo que lo son los cambios importantes de personalidad, la tendencia manifiesta a la apatía y la falta crónica de entusiasmo.



- Problemas de lenguaje. Una persona que solía utilizar siempre la palabra justa y adecuada, de pronto empieza a utilizar en sus frases genéricos como «cosa», «eso», etc. Más tarde, al no encontrar la palabra apropiada, trata de salvar la dificultad utilizando otras como, por ejemplo, «ese chisme para escribir» en lugar de «lápiz», porque ésta se le escapa. Paralelamente, va empleando términos inapropiados en el lugar de las palabras que ha olvidado. Al escribir, también aparecen los mismos problemas.



- Pérdida de juicio. Puede manifestarse por una apreciación inadecuada (no preocuparse ante una situación económica grave, por ejemplo) o por comportamientos diarios irracionales (ponerse dos camisas, una encima de otra, por ejemplo).



- Incapacidad para comprender las nociones abstractas. Una persona con Alzheimer olvida totalmente el significado de los números, hasta el punto de ignorar lo que significa su cumpleaños. Hay manifestaciones que pueden ser signos precursores de la enfermedad, aunque su interpretación depende del carácter de cada persona. Hay cabezas de chorlito que nunca saben dónde dejan las llaves o las gafas, así que no conviene alarmarse si les sigue ocurriendo cuando han pasado de los 80. Por el contrario, es preocupante que un viejo profesor de matemáticas no logre hacer una operación elemental de cálculo.
(artículo extraido de Plusmas.es)