8.8.11

Cómo solucionar sus problemas de sueño de los bebés:

El bebé es capaz de dormirse solo, no hay que enseñarle a hacerlo; prueba de ello es que en el útero materno pasaba mucho tiempo dormido y nadie le ayudaba a dormirse.


Entonces, ¿por qué hay tantos problemas relacionados con el sueño infantil? El quid radica en que el pequeño sabe dormirse solo, pero no estar solo.

Y, además, influyen otros factores: la edad, el temperamento, si le duele algo, si tiene frío o calor, si lo hemos acostumbrado a rutinas inadecuadas...

A continuación os contamos cómo solucionar las dificultades de sueño más habituales en los niños.

Quiere comer de madrugada

Laura, de 3 meses, se despierta como un reloj todas las noches a las 2 y a las 5 de la madrugada. ¡Está hambrienta! Durante su vida intrauterina, el bebé recibe alimento continuamente. Al nacer tiene que aprender a comer con intervalos.  Por primera vez sentirá hambre, una sensación desoladora y desconcertante, muy desagradable para él. Al principio pedirá las tomas con mucha frecuencia, cada 2 o 3 horas, pero poco a poco el tiempo entre ellas se irá alargando.  Si tu hijo se despierta por hambre a horas intempestivas de la noche, retrasa su última toma del día todo lo posible.

Prueba a dársela un poco antes de acostarte tú, por ejemplo, a las 11. Es probable que así aguante hasta las 4 o las 5 de la mañana y que luego ya no se despierte hasta las 10. Aunque no es seguro.  El motivo es que la capacidad para dormir de un tirón depende más de la madurez cerebral del bebé que de la sensación de saciedad.  Hay pequeños que con 7 semanas ya duermen desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana y otros que con 12 meses todavía piden una pequeña toma por la noche. En su primer medio año de vida, muchos niños se despiertan buscando el calor y la intimidad de los padres, además del alimento.

Tenlo en cuenta, sé muy comprensiva con tu pequeño y cuando te despierte de madrugada, consuélate pensando que al año de edad muchos bebés duermen ¡12 horas seguidas por la noche!, además de dos o tres siestas cortitas durante el día.

Le asusta dormir solo en su habitación


Adrián, de 6 meses, no quiere quedarse solo en su dormitorio. La única manera de calmarle y lograr que se duerma es trasladar su cuna al cuarto de sus padres.

Para el niño no es malo dormir en el dormitorio de sus padres: así se beneficia de la seguridad y de la tranquilidad que le transmite sentir su cercanía y escuchar sus voces.

Y esto, al contrario de lo que se suele pensar, le hace más independiente. Tampoco hay riesgo de que no quiera dejar el cuarto paterno: todos los niños tienen ganas de crecer y ser autónomos.

Hacia los 3 años el niño empieza a depender menos de sus padres y está preparado para pasar la noche en su cuarto.

Muchos niños dan este paso antes y dormir en la habitación paterna sólo es algo temporal.

Según el estudio del Hospital Quirón, del que hablábamos antes, el 80% de los bebés duermen en la habitación de sus padres durante su primer año.

Llora cuando me voy de su cuarto

Eric, de 7 meses, se dormía sin problemas en su cuarto, pero lleva unos días que rompe a llorar desconsolado en cuanto ve que su madre sale de su habitación.

Es un problema muy frecuente que empieza a darse a partir de los 6 meses y que puede prolongarse hasta los 2 o incluso los 3 años.

Es el miedo a la separación. El niño piensa que las personas sólo existen en la medida en que él las percibe, así que en cuanto su madre sale de su campo de visión, piensa que se ha esfumado para siempre. Es el mismo miedo que le hace llorar al despertarse en mitad de la noche.
Para ayudar a tu hijo a superar este temor: deja una luz piloto encendida (al ser tan suave, no interferirá en su sueño) y mantén la puerta de su cuarto entreabierta, para que oiga el ruido que haces mientras preparas la cena, recoges la ropa, hablas por teléfono, etc.

Sentirte le reconfortará. Si llora, acude a su lado, tranquilízale y dile que volverás al cabo de unos minutos. Cumple siempre tu palabra.

Si te reclama antes, regresa al cuarto, dale otro beso y repite la acción hasta que esté tranquilo o dormido.

Así entenderá que puede contar contigo y que no desapareces aunque no te vea. También puedes optar por quedarte con él hasta que se duerma. Si llora en mitad de la noche, ve con él y cálmale.